¿Quién que no es supersticioso? - podríamos decir parodiando al poeta romántico.
La superstición está vinculada a la vida humana.
Es una manifestación de temor ante lo imprevisto y una forma primitiva, y hasta ingenua, de conjurar las fuerzas ocultas que representan una amenaza.
Lo curioso es que en esta era de la tecnología y pese a los continuos avances de la ciencia, no han disminuido las supersticiones. Muchas de las antiguas siguen vigentes, así sea como parte del folclore, y a éstas se han sumado las que se relacionan con la manera actual de vivir.
Las épocas de crisis favorecen la formación de nuevas supersticiones. Se atribuye a la mala suerte lo que es sólo un conjunto de circunstancias, pero la gente cree tener razones para no pensarlo así.
El equipo inglés de fútbol "Leeds" (por mencionar alguno), comenzó a perder un partido tras otro; de nada valían los esfuerzos redoblados y los entrenamientos intensivos...hasta que uno de los jugadores supo que eran víctimas del hechizo de una gitana a la que habían expulsado del campo de juego. Llevaron a un sacerdote que roció con agua bendita las metas y la cancha toda, invocando a los espíritus angélicos (¿de jugadores?) y el equipo volvió a ganar.
Es evidente que cualquier superstición estimula en nosotros la esperanza, así como el deseo de conjurar algún posible daño.
Peter Falk, el astro de la televisión, ha usado el mismo impermeable raído en todas las series que ha filmado. El popular artista piensa que sin esa prenda podría bajar la calidad de sus programas. Algo parecido le ocurría a la llorada Marilyn Monroe, que siempre llegaba a los estudios común osito de peluche en brazos.
En torno al automóvil han surgido varias supersticiones, por ejemplo la de conservar el mismo número de matrícula (placas) y también la influencia benéfica que se atribuye a la medalla de san Cristóbal, personaje al que la iglesia retiró del santoral porque su existencia pertenece a la leyenda, más que a la historia.
¿Nunca ha arrojado usted una moneda en la fuente de los deseos? Quizá no. Sólo que de acuerdo con la ley de compensaciones, los escépticos se atienen a la realidad, pero carecen de esperanzas y también de ilusiones.
Y la superstición que alienta en nosotros el anhelo de lo maravilloso, no puede considerarse negativa.
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